Una adicción más allá del simple juego

Por Álvaro Pineda Risco

Dentro de un casino, al ambiente suele ser atractivo para una persona: las luces, el sonido, todo llama la atención. Es natural ver filas llenas de personas sentadas en un tragamonedas, jugando sin parar y sin moverse de su sitio.

Según el psicólogo Luís Espinosa Paúl, uno de los factores que llevan a una persona a ser ludópata es el hecho de que humanizan a la máquina, pues creen que dándole un golpecito o jalándola de alguna manera en especial les hará ganar. Otro de los factores sería el social, “El Perú es uno de los pocos países del mundo en el que encuentras diez casinos en una calle, y que están ubicados en zonas urbanas”, asegura.

La ludopatía no respeta edades

Susana Donaire (24) dejó durante dos años la universidad por su adicción al juego. “Primero iba una vez al mes, luego una vez por semana y, finalmente, se podría decir, que viví en el casino. Sin embargo, hace seis meses ingresé al Programa que CEDRO tiene para ludópatas”, afirma la joven universitaria.

Hace poco más de diez años que se viene realizando este Programa de Rehabilitación, para jugadores patológicos. La persona debe acudir por voluntad propia. “Es más difícil que una persona reconozca su adicción al juego, porque es un problema legal”, añade el Luís Espinosa Paúl.

Normalmente, en un casino se puede observar a mujeres y hombres entre 45 y 65 años de edad; algunos van curiosidad, otros para poder recuperar lo perdido la noche anterior.

Teresa Peña es una mujer de 62 años y divorciada, se le puede encontrar todos los días en el Bingo Palace jugando el poco dinero que le queda de su CTS. Además, tiene una hija de 40 años y una nieta de 10 años a las que no ve casi nunca por estar en el casino.

Según el sociólogo José Luís Si fuentes, los ludópatas tienen poco tiempo para relacionarse con otras persona; además, es habitual que los amigos se alejen del jugador para evitar problemas, lo cual provocará aislamiento debido a que sacrificará alguna actividad social, profesional, familiar o recreativa importante por dedicarle mayor tiempo e importancia al juego.

Una vía de ayuda

En el Hospital Víctor Larco Herrera se puede encontrar muchísimos casos extremos de ludopatía. La asistenta social del Pabellón 18 para fármacos dependientes, Luz Masgo Carrillo, explica que cada caso es único. “Normalmente, los hombres son los que terminan internados por la gran depresión que sufren al haber perdido ingente cantidad de de dinero. Por voluntad propia, ellos deben acceder a un Programa de Rehabilitación de seis meses, que consiste en talleres y actividades, situaciones en las que se encuentren entre jugar y dejar de hacer lo anterior, y que puedan manejar la circunstancia porque, como toda adicción, existe cierto riesgo de recaer”, concluye.

Factor común

Tanto el sociólogo José Luís Si fuentes como el psicólogo Luís Espinosa Paúl afirman, que todos los casos que han tratado rota dos situaciones muy importantes: en primer lugar, los pacientes tratados entre los primeros tres y seis meses, ganaron un premio que los ayudó a solucionar un problema, y en segundo lugar, todos se encontraban en una situación económica baja, aunque este factor puede cambiar de acuerdo al nivel socio-económico del jugador.

Según una casuística realizada por CEDRO, se ha triplicado el número de ludópatas con respecto al año pasado. Desafortunadamente, no existe una organización que se encargue de realizar estadísticas pertinentes a esta problema de adicción.

Una de las características principales de una ludópata es la necesidad de aumentar la cantidad o frecuencia de la apuesta, y utilizar el juego como una alternativa para escapar de los problemas.

Según la asistenta social María Marín esto se debe a que se encuentran solos o, en muchos casos, a un proceso de depresión. Incluso, llegan a engañar a los miembros de su familia u otras personas, para ocultar el grado de su problema con el fin de seguir manteniendo el juego.

Las consecuencias del juego patológico, económicamente, son muy evidentes, pues hay de por medio deudas y problemas de dinero. También, disminuye su rendimiento en el trabajo: desmotivación, faltas injustificadas, lo que puede propiciar el abandono de trabajo o estudio.